Anna Pávlovna, fue una famosa bailarina de ballet rusa, de inicios del siglo XX.
Pavlova cambió para siempre el ideal de las bailarinas. En los años 1890, se esperaba de las bailarinas del Teatro Mariinski que fueran técnicamente fuertes, y esto significaba, normalmente, tener un cuerpo poderoso, musculoso y compacto. Pavlova era delgada, de apariencia delicada y etérea, perfecta para los papeles románticos como Giselle. Sus pies eran extremadamente arqueados, tanto es así que reforzó sus zapatos de punta agregando un pedazo de cuero duro en las suelas para soportar y aplanar el cuerpo del zapato. En ese tiempo, muchos notaron este "engaño", así que Pavlova retocó todas sus fotos para ocultar la plataforma del boxy. Pero éste se convertiría en el zapato de punta moderno, mientras que el pointe funcionó menos dolorosamente y más fácilmente para el pie arqueado.
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